¿Es mi imaginación o...
al tiempo, que se derrama día y noche
como una lluvia solitaria, despreciada, triste e ignorada,
a las palomas que mueren, cómplices de mensajes fatales,
al quebrantado silencio que inunda tus dudas,
al sol más oscuro cada día, el viento que ahoga,
a las noches estremecidas en pánico más largas cada vez
a la quimérica esperanza que arde en el candelabro del pasado.
¿Es que la evolución se convirtió en decadencia y perversión?
esperarás que las premoniciones se vuelvan un estruendo ensordecedor,
retraído, agazapado, muriendo, susurrando disimulos,
inundándote de la soledad de los demás, extinguiéndote en tu séptima vida,
inmóvil, a merced, a la deriva, confundido y asociado con la muerte,
sollozando profecías que te dictan los demonios que insistes en ignorar.
Me asusta nuestra ausencia, nuestra intrascendente presencia,
nuestra resignación o indiferencia o ignorancia,
la pasiva inconciencia escudada en la fe en otras vidas,
en la incapacidad contemporánea para soñar y DESPERTAR,
me asusta más reír al respecto y confabular oraciones inexistentes
que sean el refugio de una noche oscura, que pasará o que nunca se irá.