Ráfagas
Reencarnación moderna del erotismo,
tomaste tu lugar en mí como el silencio que oprime a las almas,
mis manos fueron la guarida favorita de tu soledad,
hoy sólo queda la memoria de carne y este orgullo inverosímil.
Sui géneris y curiosa aproximación del amor fue lo nuestro,
tan resplandeciente como el preludio de la muerte,
fusión de coincidencias de solitarios,
con corazones llenos de recuerdos como el mar de naufragios.
Y fuimos recuerdos tangibles, hoy olvidados el uno del otro,
llenamos el viento de palabras incomprensibles y que se estrellaban en la nada.
De nube en nube, de noche en noche, de estrella en estrella
de boca en boca y de cama en cama intento relegarte.
Y podría encontrar de nuevo tus labios que son dos rosas,
y en ellos caminar sin rumbo, lentos como el olvido,
arrastrando nostalgias o que ellas nos arrastren a nosotros,
conquistando mundos oscuros donde se esconden los destinos.
Habitando en el tiempo donde de un beso a otro se nace y se muere,
parodiando a la eternidad y donde la muerte se confunde con el olvido,
donde los fantasmas del amor cuidan tus lágrimas como algo sagrado
y donde entre tus ojos y mis labios habita el dolor.
Y sigo mirando esa ventana hipnotizado por las estrellas,
en espera de ese temblor que quizá jamás volverá.
AndracA
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