Apariencias que no engañan

Este “human pride parade”, carnaval interminable, juerga del alma de tres cientos sesenta y cinco días, abundan máscaras diseñadas a detalle, algunas escalofriantes, otras risibles, otras más casi humanas, se dejan ver algunos gestos grotescamente amables, y sólo algunas más sensatas con una mirada triste y una pequeña sonrisa honesta, todas tienen el mismo objetivo huir de ellos mismos, esconderse en los demás, enaltecer la mentira y desnudar nuestra miseria.

Caminan por la calle con su eterno complejo camaleónico, no creen ni en lo que sienten, desconfían de su corazón y tienen en las entrañas a su gurú particular.

Podría tocar su mentira, podría tocar su odio, podría tocar sus pobres corazones, la estela de retórica no es lo suficientemente oscura para esconderse tras ella para siempre, sin embargo insisten en morir como el pez, escupen sus complejos de una manera casi poética y se tragan sus miedos, estúpida ironía hablar lo soñado y callar lo sentido.

Desfilan y se regodean en la ciencia ficción de sus sueños alegóricos, con esa extraña aversión a la verdad, su nostalgia de lo inexistente, y su eterna añoranza de esencia.

Llego a casa cuelgo el uniforme de piel humana y prefiero tu sonrisa a toda la verdad del mundo.

Mañana será otro día.

AndracA