Nocturno
Soy una sombra más en la luz de tu cuerpo,
una sombra que recorre tu piel; suave sendero de la eternidad,
una sombra que ansía encontrarte en la oscuridad
y fundirse en una sola con vos.
Sos el sueño recurrente de esta enfermedad desencadenada,
sueños rojos, sueños de lunas, suspiros, caricias,
siluetas, gemidos, sueños de dulces destinos,
sueños de vos.
Hoy he despertado del sueño eterno,
hoy te descubro desnuda, lienzo exacto para los trazos del deseo,
pasiones errantes que se encuentran, que materializan el amor,
que se reconocen rodeadas por el silencio que acompaña a lo fugaz.
Te encuentro en el desierto de mis ansias de tacto,
oasis de manantiales divinos en los que sacio mi sed,
tus tímidas caricias como suaves nubes del cielo de tu cuerpo,
tus labios raptan mis sentidos, son seda, son calma para mi agitado cuerpo
y a ojos cerrados tu lengua se pierde
y encuentra el rumbo una y otra vez.
Mi cuello, tu vientre, mi espalda, tu blanca piel, tus ojos, mi cuerpo desnudo,
todo se rige bajo la irremediable dictadura del deseo,
flotan en ríos de brillante plata,
huyendo de la resignación de la brevedad,
alargando el final, haciendo que el futuro aguarde,
con besos fugitivos que retan a la fugacidad del orgasmo.
En tus ojos veo el destino
y en la fotografía nocturna de tus senos
he capturado la eternidad.
una sombra que recorre tu piel; suave sendero de la eternidad,
una sombra que ansía encontrarte en la oscuridad
y fundirse en una sola con vos.
Sos el sueño recurrente de esta enfermedad desencadenada,
sueños rojos, sueños de lunas, suspiros, caricias,
siluetas, gemidos, sueños de dulces destinos,
sueños de vos.
Hoy he despertado del sueño eterno,
hoy te descubro desnuda, lienzo exacto para los trazos del deseo,
pasiones errantes que se encuentran, que materializan el amor,
que se reconocen rodeadas por el silencio que acompaña a lo fugaz.
Te encuentro en el desierto de mis ansias de tacto,
oasis de manantiales divinos en los que sacio mi sed,
tus tímidas caricias como suaves nubes del cielo de tu cuerpo,
tus labios raptan mis sentidos, son seda, son calma para mi agitado cuerpo
y a ojos cerrados tu lengua se pierde
y encuentra el rumbo una y otra vez.
Mi cuello, tu vientre, mi espalda, tu blanca piel, tus ojos, mi cuerpo desnudo,
todo se rige bajo la irremediable dictadura del deseo,
flotan en ríos de brillante plata,
huyendo de la resignación de la brevedad,
alargando el final, haciendo que el futuro aguarde,
con besos fugitivos que retan a la fugacidad del orgasmo.
En tus ojos veo el destino
y en la fotografía nocturna de tus senos
he capturado la eternidad.
AndracA
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